Recuerdo la primera vez que la vi.
La cafetería de la universidad estaba llena de gente y fuera llovía a cántaros. Decenas de alumnos se agolpaban en las largas mesas que había dispuestas a lo largo y ancho del comedor. El bullicio era, como casi siempre, ensordecedor.
- Joder, ¿habéis visto a esa?
No recuerdo cuál de mis amigos dijo la frase, pero sí recuerdo lo que vi a continuación: una preciosa chica de pelo castaño vestida con camiseta blanca y vaqueros desgastados.
Venía empapada por la lluvia, y se le notaba el sujetador bajo la camiseta. Se quedó de pie un instante, buscando entre la multitud a sus amigos.
Mentiría si no dijera que lo que más llamó mi atención fueron unas enormes tetas que despuntaban bajo su camiseta. Me había quedado hipnotizado.
¡DIOS....!
SARA, SARA... MI QUERIDA SARA.
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