Mi hermana Julia manipuló mi vida en una prisión para mantenerme en silencio sobre nuestro sucio secreto familiar. Su avaricia me hizo esclava y las circunstancias me dejaron sin forma de escapar.
Atrapado, la única forma en que podía silenciar las pesadillas llevándome a la locura era envolverlas en color, mantenerlas con sombras y coserlas en el espacio negativo con la línea.
Pero no importa cuán brillantes sean los pigmentos, nadie podría ver mi confesión.
Excepto por Roy Callahan.
Pensé que era solo otra noche sin nombre en una larga lista de muchos.
Pero estaba equivocado. Roy podía ver más allá de la fachada de mi vida y a través del velo sobre el lienzo. Él podía ver lo que el mundo no podía.
Y con él encontraría el valor para decir la verdad sobre el niño.
El chico que me besó.
El chico que me amaba
El niño cuyo nombre no pude recordar.
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