viernes, 27 de julio de 2018

Susana Torres – Serie Segunda Oportunidad



01 – Caido del Cielo



Romance con el Padre Soltero Millonario

Juan Duarte es tan millonario como padre soltero.

Las habitaciones de su finca guardan un silencio que sólo su hijo rompe con sus pequeños pasitos.

Mientras a Mar, periodista obstinada, le asignan una entrevista con el Señor Duarte para hablar sobre su éxito en la vida. Al terminar la entrevista Mar halló sentimientos encontrados en su corazón; admiración y dolor.

Duarte había perdido a su pareja, hacía años, en un accidente de tráfico. No dio más detalles.

Como buena cronista, ya en su casa, una busca documental en la red le confirmó la historia. Un puente roto, un coche hundido en el agua, y un hombre que solo podía sacar a una persona a la superficie a tiempo; su hijo o bien su mujer.

A la mañana siguiente, Mar recibió una carta y un ramo de flores. No había terminado de leer el mensaje en el sobre rosa, pero las lágrimas de emoción ya resbalaban por sus mejillas. Quizás al final si pudiera tener a su príncipe azul.



02 – Demoledor



Romance con un Campeón, Capullo, Deportista y Padre Soltero.

Francisco es el vencedor de Karate.

Yo acostumbraba a ser su mejor amiga.

Y entonces empezó a portarse como un capullo.

Un buen hombre, cariñoso, altruista, y afable, que desde la pérdida de su esposa empezó a portarse como un necio. En vez de dedicarse a la bebida, se centró en ascender en su carrera, noqueando oponentes hasta llegar a la cima. Las mujeres entraban y salían de su cama sin pena ni gloria.

Mas sabía que ese no era . Su hija pequeña proseguía atándole a su humanidad, comportándose con ella como el hombre que acostumbraba a conocer. Un rayo de luz.

Me sostuve distanciada, inútil de aguantar esa testera de hombre inútil de querer a absolutamente nadie salvo a su pequeña. Mas un día, el hombre ahogado en un mar de mujeres me llamó.

Supuestamente, se había lesionado y era inútil de cuidar de su hija sola. No tenía amigas en las que confiar para algo de esta forma. Con lo que, pensando en el bienestar de la pequeña, me planté en su casa. Los términos estaban claros, mas todavía de esta manera mi cuerpo estaba suplicando que cruzara la línea.

Supongo que cuidarle a él asimismo le hizo percatarse de que hay vida alén de su coraza, y que la madre para su hija había estado delante de sus narices todo este tiempo. Si bien no me queda clarísimo si, tras pasar por su cama, será el que me deba cuidar de mí.


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